Registro histórico de la dieta de los pueblos costeros del norte
Los patrones de alimentación de los diversos grupos de pescadores y cazadores recolectores que habitaron hace 11000 años a.C. la costa del desierto de Atacama, se modificaron con la influencia de otras civilizaciones americanas y con la conquista española.
La cultura Tiahuanaco y el Imperio Inca atrajeron e integraron paulatinamente a estos grupos, mientras que los españoles impusieron un nuevo sistema laboral basado en la encomienda, que generó cuotas de tributo y jornadas de trabajo extenuantes.
Las crónicas españolas reseñan que al momento de la conquista y durante el proceso de colonización, este territorio estuvo habitado por comunidades que sustentaron su existencia material y cotidiana en la explotación de recursos marinos. Éstos fueron básicos en su alimentación y les proporcionaron material para confeccionar sus casas, vestimentas, embarcaciones y herramientas.
Hacia 1600 el fray dominico Reginaldo de Lizárraga consignaba que estos habitantes costeros "susténtense de sólo pescado (…) y en muchas partes desta costa beben sangre de estos lobos á falta de agua; no alcanzan un grano de maíz, ni lo tienen, su comida sola es pescado, y marisco" (En Ballester, 2010:22).
Comunidades y puertos en el periodo colonial
Los documentos coloniales y de principios de la República revelan que no todas las comunidades se insertaron de la misma manera y en el mismo grado a las nuevas estructuras de dominio.
Algunos habitantes mantuvieron sus tradiciones productivas propias de la vida costera, mientras que otros se integraron a la economía capitalista.
En estos siglos, las localidades con mayor densidad poblacional en la costa de Antofagasta fueron Caleta Loa, Morro Moreno, Paposo y Cobija.
Este último asentamiento fue el lugar donde se evidenció con mayor fuerza la desestructuración de las relaciones sociales, pues se fortaleció e intensificó la producción de pescado seco destinado a la mantención de la mano de obra indígena que trabajaba en las actividades mineras del interior (Ballester, 2010: 22).
Además, dicho puerto se utilizó para exportar la producción minera hacia Europa y para el desembarco de productos y personas de otras zonas.
Indígenas costeros en la historia republicana
Durante el siglo XIX, la dieta de las poblaciones originarias de la costa se transformó a causa del intercambio multicultural derivado de las diversas migraciones, que trajeron consigo nuevos productos y costumbres.
El puerto de Cobija mantuvo su hegemonía y se desarrollaron nuevos establecimientos mineros en torno a sus caletas y ensenadas. Las formas tradicionales de vida desaparecieron paulatinamente debido a que la minería captó gran parte de la mano de obra indígena (Ardiles, 2013: 10).
En cambio, en los espacios de más difícil acceso las comunidades originarias mantuvieron buena parte de su cultura tradicional.
Los relatos de viajeros que visitaron la zona dan cuenta de esta diferencia.
El naturalista D' Orbigny consignaba en 1830 que los pescadores indígenas "se contentan con cuatro postes fijos en tierra, sobre los cuales extienden pieles de lobos marinos. Allí toda la familia, a menudo numerosa, se acuesta sobre algas secas o sobre pieles de carneros; no poseen por muebles más que conchillas, algunos vasos, instrumentos de pesca, y por alimento maíz tostado y los peces que los hombres pescan" (Lofstrom: 1991: 74).
En 1858, el naturalista y explorador Johann Jakob von Tschudi, señalaba los cambios en las formas de vida de quienes se integraban a las faenas mineras alrededor del puerto de Cobija "(…) todos los pescadores se transformaron en mineros y ganan con la maza diez veces más que con las redes" (En Ardiles, 2013:13).
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- Bibliografía