Salud y enfermedades en el norte salitrero a inicios del siglo XX
Enfermedades como el tifus, la viruela, la tisis pulmonar y el cólera fueron las más frecuentes a inicios del siglo XX. En su mayoría afectaron a los sectores populares debido a las malas condiciones habitacionales y de higiene que sufrían tanto en la ciudad como en las oficinas salitreras.
A inicios del siglo XX, el Estado implementó una serie de políticas públicas en Antofagasta para abordar la cuestión social y sanitaria, entre las que se contó la remodelación del Hospital del Salvador y el emplazamiento de un sistema de alcantarillado en la parte baja de la ciudad.
A diferencia de otras regiones del país, en el norte los problemas sanitarios se acrecentaron producto de las condiciones geográficas que dificultaban la eliminación de excretas y el aprovisionamiento de agua para consumo cotidiano.
Las altas tasas de mortalidad se concentraban fundamentalmente en niños y párvulos entre 0 y 7 años, quienes en caso de sobrevivir a la infancia, se enfrentaban a complicaciones derivadas del trabajo intenso, el frío en invierno y la desnutrición.
La insalubridad y el hacinamiento habitacional empeoraban este escenario, pues las viviendas eran húmedas durante el invierno y muy calurosas en el verano debido a que contaban con escasa ventilación para el ingreso de la luz y la circulación del aire.
A comienzos del siglo XX, entre las principales enfermedades sufridas se encontraban:
- Tisis pulmonar: superaba el 30% de los fallecimientos ocurridos en los hospitales.
- Tifus: transmitida por ácaros o piojos. A inicios del siglo XX, los médicos comprobaron su carácter contagioso y recomendaron la construcción de salas especiales para su tratamiento.
- Viruela: contaba con diagnóstico y tratamiento efectivo desde los inicios del siglo XIX, sin embargo seguía siendo una de las enfermedades más comunes, especialmente cuando adquiría características de epidemia.
- Silicosis: tipo de fibrosis pulmonar incurable, derivada de la exposición al sílice producto de las faenas mineras. Generaba discapacidad permanente y pérdida temprana de vida (Cruz, s/f).
Nuevos conocimientos médicos y su impacto en las políticas públicas
La incorporación del Norte Grande a Chile producto de la guerra del Pacífico, impulsó a las autoridades médicas del país a estudiar la relación existente entre las enfermedades y el medio geográfico.
Los médicos debieron ampliar sus estudios para responder a problemas epidemiológicos propios de las zonas más cálidas que no se encontraban en el resto del país.
A fines del siglo XIX, la teoría médica de los "malos humores" se cuestionó y en su reemplazo se difundieron nuevos conocimientos basados en el carácter bacteriológico de las enfermedades y en los descubrimientos del químico francés Louis Pasteur.
La apertura de la Universidad de Chile y la creación de su Facultad de Medicina en 1842, resultaron decisivas para avanzar en el tratamiento y diagnóstico de estas dolencias. En esa sede se creó un espacio en el que los médicos presentaban y discutían las conclusiones que extraían de la atención de casos en los hospitales de la época.
La elite política e intelectual asumió una actitud educativa y normalizadora hacia la población, al generar una serie de disposiciones que castigaban la transgresión de las normas sanitarias en espacios públicos y privados.
Este tipo de medidas se dirigieron fundamentalmente a los sectores populares, pues las clases dirigentes atribuían sus padecimientos a su ignorancia y degradación moral.
A mediados de la década de 1870 comenzó a implementarse la enseñanza de la higiene en las escuelas y liceos, y se introdujo la gimnasia en el currículo escolar, ya que se esperaba que de esta práctica surgiera una cultura del cuidado del cuerpo inexistente hasta ese momento.
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