Las distintas formas de los litos de La Chimba 13 manifiestan nociones de geometría y aluden a la dimensión simbólica e ideológica de grupos cazadores recolectores pescadores del 8000 a.C. del litoral de Antofagasta.
Asociados al complejo Huentelauquén del arcaico temprano, se han interpretado como objetos simbólicos con funciones en contextos ceremoniales, dimensión que no se ha comprendido por completo todavía.
Su modo de elaboración no ha sido mayormente abordado, pero el arqueólogo Jorge Iribarren planteó la existencia de dos técnicas principales:
- Percusión o lascado 'burdo' sobre guijarros de cantos rodados, algunos de los cuales conservaban restos de corteza o superficie natural en ambas o una de las caras.
- Fricción o abrasión usaron también para perfeccionar la forma de los litos, y con esta técnica lograron el pulimento general y eliminaron la corteza natural de la roca (Iribarren, 1961).
En el caso de la colección del Museo, se evidencia que fueron elaborados mediante abrasión sobre arenisca, roca relativamente blanda de origen sedimentario.
Particular resulta el caso de un lito trabajado sobre un material fosilizado de origen marino consignado como serpúlido (Llagostera et al., 2000).
Sus tamaños fluctúa entre los 13 y 3 centímetros de diámetro, y 6 a 1 centímetros de espesor.
Presentan distintas formas, entre las que predominan los círculos, seguidos por los estrellados, triángulos o cuadrados.