LOS MARES DEL JURÁSICO: UN MOSAICO DE VIDA
Hubo un tiempo en el pasado geológico en el que la cordillera de los Andes no existía y en su lugar había un mar en el margen de un gran paleocontinente llamado Gondwana. Durante ese periodo, llamado Jurásico, que transcurrió entre 200 y 145 millones de años atrás, los grandes dinosaurios caminaban por la tierra, en el cielo era posible divisar pterosaurios en pleno vuelo y en el mar la vida rebosaba. Seres vivos muy distintos a los que vemos hoy en día habitaban aquellas aguas: amonites, belemnites, gastrópodos, bivalvos, corales, y también ictiosaurios, plesiosaurios y peces formaban un mosaico de vida de enorme diversidad.
FOSILIZACIÓN
La fosilización es el proceso mediante el cual se forman los fósiles, restos de organismos que vivieron en el pasado o evidencias de su actividad, como huellas, madrigueras e incluso fecas. Cuando un animal muere en el mar, su cuerpo se va al fondo y es cubierto por sedimento; en ese momento empieza la lenta transformación de materia orgánica en inorgánica, es decir, comienza a formarse un fósil. Millones de años después, quizás un paleontólogo lo encuentre.
Las rocas que se formaron en el fondo del mar en el Jurásico fueron desplazadas hasta su situación actual, a más de 2000 metros de altura en el desierto. Esto sucedió al levantarse la cordillera de los Andes, cuando todas aquellas rocas fueron apretadas debido al empuje de las placas tectónicas de Nazca y Sudamericana. Por eso no debes pensar que el mar llegaba tan arriba, sino que las montañas ascendieron.
El Consejo de Monumentos Nacionales es el organismo que se ocupa de la protección de todos los fósiles de Chile, ya que cada uno de ellos es un Monumento Nacional. No se puede recolectar fósiles sin permiso y además, sólo los paleontólogos pueden hacerlo. Consulta la web del CMN para más información www.monumentos.cl.