"El lenguaje contiene una cultura, una expresión de la cotidianeidad que se altera y muta, es la esencia de un pueblo. Pero que sucede cuando este lenguaje transgrede nuestras convicciones? Pone de manifiesto las diferencias, los extremos, surgen puntos de vista, perspectivas, discusiones ¿inclusiones? Donde, cómo y porque, son las variantes por las cuales una sociedad intenta dirigir una colectividad exitosa en armonía, economía, educación y salud. Sin embargo, el sistema no necesita más inclusiones, sino más disidentes. A estas alturas todos estamos conscientes de que tal como está la realidad social, sólo ha generado rechazo, odio y angustia. Somos seres que necesitan recobrar la esperanza y el amor, el cliché se vuelve necesario y solicita ser un oficio, un hacer constante, una reiteración para entender que el entorno es y debe ser sacralizado", dice Angelo Álvarez, quien expondrá la última quincena de diciembre en la sala 13 del museo.